«Ni machismo ni feminismo»

Sé que a la mayoría de vosotras os hierve la sangre cuando oís pronunciar esta frase que muchos y muchas sueltan alegremente. Sin embargo, lo que literalmente os arde bajo las venas es cuando no pocos de los que lo hacen son personajes públicos y figuras relevantes: aquellos que tienen el poder de llegar e influir a grupos de diferentes edades,  y que tristemente contribuyen a hacer calar en la sociedad un mensaje que demoniza el feminismo.

Es lo que ha ido sucediendo estos días previos al 8 de marzo tanto en redes como en los medios de comunicación de masa tradicionales, con bastantes titulares y declaraciones que, a pesar del gran avance del feminismo como movimiento activista en los últimos años, tristemente evidencian dos hechos:

Uno, aún hay una gran parte de la población que no sabe (o no quiere conocer) que el feminismo reivindica para las mujeres los mismos derechos que los hombres y que ser feminista es estar a favor de la igualdad real entre ambos géneros, ni más ni menos.

Y dos, que la mayoría asocia el movimiento feminista con algo negativo, con una carga ideológica basada en el radicalismo y propio de mujeres consideradas poco agraciadas, homosexuales, poco femeninas y enfadadas con los hombres y el mundo en general. ¿Lo peor? Cuando ridículamente se compara con regímenes fascistas y totalitaristas enemigos de la libertad de las personas.

El resultado es que, a juzgar por las conversaciones (y discusiones) dentro del entorno que me rodea (pareja, familiares, amigos, redes sociales, comentarios en noticias, artículos y foros), al feminismo le han vuelto a adherir esa etiqueta negativa, lo han convertido de nuevo en el eterno enemigo de los hombres que intenta perpetuar la confrontación entre los sexos y vuelve a ser percibido como ese movimiento con el que las feministas pretendemos suplantar el sistema de dominación patriarcal e imponer un poder sustentado únicamente por y para las mujeres. Qué pena que esto sí cale.

No me cabe ninguna duda de que en vuestro ambiente también lo sentís así e incluso os sentís juzgadas y objeto de burla, con frecuencia os tachan de ‘cansinas’ y  ‘feminazis’, cuando tratáis de llamar la atención sobre algún comentario, broma, conducta emitida por un varón allegado o conocido. Acto seguido, mutismo o cambio de tercio para seguir ignorando y despreciando nuestros cuestionamientos, propuestas y aspiraciones… Qué rabia ¿verdad?

Todos estos ataques individuales, perpetrados dentro de nuestro espacio cotidiano, privado, no son más que la principal forma de ataque que el patriarcado ejerce contra el feminismo, a través de lo que se percibe como nuestro punto más débil, el que nos han impuesto desde que nacemos, que es el de gustar a los demás, recurriendo a calificativos como feas, gordas, locas, brujas, putas, marimachos, lesbianas y amargadas, como los más habituales e inmutables a lo largo de la historia feminista. Con los que muchas no quieren que se las identifique, a juzgar por las opiniones y declaraciones de algunas de las mujeres más relevantes de nuestro país.

Sin embargo, tomarse la lucha muy a pecho o de manera personal es inútil. Pensad que la mayor amenaza que el sistema patriarcal actualmente percibe subyace en la idea que el feminismo está concebido para desmontar y rediseñar el sistema y todas sus estructuras con el fin de replantear el papel de las mujeres en la sociedad, lograr una presencia igualitaria en todas las esferas tanto públicas (política, economía y legislación) como privadas (familia, maternidad, sexo y pareja), pero también en la representación simbólica de la mujer dentro del imaginario colectivo. Y lógicamente, todo ello es algo que conlleva que la otra mitad de la población, constituida por los hombres, esté dispuesta a perder posiciones, pero también una serie de privilegios que les han sido concedidos sólo por el hecho de serlo.

¿De verdad los hombres estarían dispuestos a renunciar a ellos de manera voluntaria? Por esto mismo es por lo que creo que un hombre difícilmente podrá ser feminista (como bien explica Andrés Montero en este artículo), al menos en lo que se refiere a sentir las injusticias de la misma manera que las mujeres y rehusar aprovechar esas ventajas constatadas en tantos ámbitos y experiencias cotidianas (libertad para salir a cualquier hora y lugar sin peligrar su integridad física, la inexistencia de obstáculos en sus carreras profesionales, no sufrir en sus carnes la brecha salarial, la hipersexualización o cosificación sexual, no ser objeto de explotación sexual, violencia o acoso sexual por parte de mujeres… Echadle un ojo a este artículo que recopila en clave de humor y gifs todos los privilegios de los cuales se benefician a diario los hombres).

¿Cuál debería ser el papel de los hombres con respecto a la lucha feminista? El feminismo es un movimiento de mujeres, por y para las mujeres y en mi opinión no deberían liderarlo ellos. Lo que las feministas les pedimos es que tomen una posición de aliados, junto a nosotras, apoyando y tomando un papel secundario (algo que les costará mucho porque están programados para asumir el protagonismo y la acción en todo y no para desarrollar un perfil de subordinados), pero no sólo eso, para militar en la lucha feminista les animamos a desmontar, desaprender y replantear todos los estereotipos e imágenes asociadas a uno y otro género que tan firmemente tenemos todos arraigados, y por supuesto, construir nuevos modelos de masculinidad en pro de lograr un sistema más justo e igualitario.

Nosotras por nuestra parte, podemos continuar poco a poco con nuestra lucha diaria. Aportando nuestra perspectiva de mujer en todos los temas de actualidad, ámbitos de la sociedad, disciplinas, demostrando que también nos conciernen a nosotras. Introduciendo a nuestras hijas e hijos en el feminismo y popularizando términos importantes (patriarcado, dominación, sororidad), animando a las mujeres de nuestro entorno no iniciadas a hacer introspección, cuestionarse y hacer una revisión de todos esas ideas, actitudes y pensamientos machistas que habitan en nuestro interior. Dejando claro a los hombres que no son ellos nuestros enemigos, sino el patriarcado (un concepto simbólico que podemos explicar a través de ejemplos cotidianos que nos rodean), pero sobre todo, que la lucha feminista surge como respuesta a una cuestión de, ni más ni menos, justicia, y se plantea desde una perspectiva que pretende liberar a un grupo de personas de la dominación ejercida por otras.

¡Feliz día internacional de la mujer, chicas! ¡Buen fin de semana!

Fotos: Getty.