Reflexiones sobre la ley del ‘solo sí es sí’

Este artículo está escrito hace un año. Justo antes de que la pandemia global del coronavirus nos golpease y nos confinase a todos en casa. En el momento en el que el gobierno había presentado el anteproyecto de la ley del ‘Solo sí es sí’.

Hoy es 8 de marzo y justamente hace unos días, el CGPJ ha lanzado sus críticas y censura esta ley, pidiendo cambios en el borrador elaborado por el ministerio de Igualdad, ya que cree ‘innecesario’ incluir una definición de consentimiento sexual. Por otro lado, Moncloa ha comunicado que va a revisar la ley del ‘solo sí es sí’ antes de ser enviada al Congreso. Así que este texto sigue teniendo sentido y vigencia a la hora de publicarla, aún más siendo el día de la mujer. Os lo dejo aquí abajo y os invito a debatir en los comentarios 🙂

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Es curioso cómo algunos (hombres, mayoritariamente) intentan darle la vuelta a algunas situaciones en las que entra el juego del flirteo, especialmente cuando es el hombre el que lleva la iniciativa a la hora de abordar (y propiciar) un encuentro con una mujer. Especialmente cuando el gobierno acaba de presentar el anteproyecto de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, más conocida como la ley del ‘solo sí es sí’.

El ideario machista sobre la mujer

Las reacciones por parte del frente masculino cuando el debate se plantea en las mesas y las reuniones de amigos son, como es de esperar, a la defensiva, incluso cuando en ellos no se tiene constancia de haber exhibido comportamiento inapropiado en este tipo de contextos. La mayoría de ellos (los que están en ese momento en el centro de la discusión) forma un bloque en el que todos los miembros masculinos se solidarizan y se comprenden los unos a los otros para más tarde contraatacar con sentencias como éstas:

Algunas tías te dicen que no cuando en realidad sí que quieren tema y claro, si no insistes, al final te comes un colín…

Muchas no quieren parecer ‘chicas fáciles’, por eso siempre dicen que NO a la primera.

Los tíos estamos jodidos y nos quedamos completamente desprotegidos porque ante una denuncia tendremos que demostrar que ella sí ha consentido de manera expresa. Si no lo podemos demostrar porque es cierto que en algunas situaciones el comportamiento de una persona está a merced de la libre interpretación, seremos condenados. Siento que cada vez pintamos menos.

Estas son algunas de las declaraciones que he recogido en mi entorno masculino más cercano (media de edad entre 45 – 50 años). Las dos primeras son de traca, lo sé. La del ‘no pero sí’ me parece lamentable y nos hace ser conscientes, tristemente, de las ideas y los pensamientos machistas y generalizados hacia las mujeres que aún albergan muchos hombres. En cualquier caso, me traen inevitablemente a la cabeza este texto del escritor Roy Galán que publicó hace unos días en su cuenta de Facebook:

https://www.facebook.com/RevolutionRoy/posts/2677607695690116

Y es que no hace mucha falta ahondar en nuestras propias experiencias personales cuando en un garito nos entraban esos chicos que no nos gustaban nada (o que por cualquier otra circunstancia en ese momento no nos apetecía hacer nada), la mayoría bebidos, poniéndose de un pesado en cuanto les decíamos que no… Qué rabia.

Como si se creyesen con todo el derecho de pisotear cualquier negativa o decisión firme que provenga de una mujer, como si nuestra voluntad no contase para nada… Y claro, muchas veces, o una se pone borde (con lo que ya nos podemos preparar para el aluvión de insultos) o hay que invocar a otro hombre (pareja real o inventada) para que se den por vencidos y nos dejen en paz de una vez por todas. Es muy triste que una buena porción de la población (hombres y mujeres) siga sin tomarnos en serio a las mujeres.

Otra idea en este sentido es la que la gente (con la que he podido mantener una discusión acerca de ello) que tiene hijos varones ha transmitido alguna que otra vez, manifestando ‘su preocupación’ respecto al momento en que sean más mayores y en sus primeros encuentros con ellas tengan que enfrentarse a esta particular tesitura.

Una vez más, tenemos una responsabilidad mayúscula en la educación que proveamos cada uno a nuestros hijos (en una labor conjunta con las instituciones educativas implicadas), que les dará las herramientas necesarias para, primero abordar una relación sexual con sensatez y respeto, y segundo, saber discernir cuándo la otra persona ha manifestado su voluntad explícita y evidente de participar, y que no tiene que ser necesariamente de modo verbal, como se ha especificado en el anteproyecto de ley. Si no queda claro ni manifiesto el interés de la otra persona, lo más inteligente es superar esos estándares y tópicos sobre la virilidad y ABSTENERSE.

En cuanto a la tercera afirmación, pues claramente es ponerse en unos extremos fuera de lo común y no niego que en alguna circunstancia algunas mujeres (¿qué porcentaje hay de éstas, frente a la apabullante cifra de las que sí sufren agresiones sexuales y violaciones que sí están contabilizadas?) puedan aprovecharse de la nueva ley para denunciar a su pareja por agresión sexual o violación sin que éstas se hayan producido realmente, pero lo que es indignante es que muchos comentarios en las redes sociales (la mayoría de ellos de hombres, y tristemente, alguno procedente de algunas mujeres) emplacen a ejemplos tan ridículos y remotamente improbables como que un hombre le pida la hora a una mujer y que ésta interponga una denuncia inventándose que la han acosado sexualmente… Sin comentarios.

Una revisión legal necesaria

Desmarcándome de cualquier tinte político, pienso que era necesaria una modificación de la ley que pusiera el foco en el consentimiento, al igual que ya siguen países como Reino Unido y Suecia, uno de los países más igualitarios del mundo, y que no determine que haya delito de violación por el hecho de que haya violencia, amenazas o intimidación, sino porque cualquier cosa distinta de un ‘sí’ significa ‘no’, no solo una negativa verbal directa, sino también un silencio, o no hacer ni decir nada directamente, porque en algunas situaciones no es posible decir ‘sí’ o ‘no’ de manera expresa.

Las declaraciones del primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, lo dejan claro, cristalino: ‘Debería ser obvio. El sexo tiene que ser voluntario. Si no lo es, entonces es ilegal. Si no estás seguro, abstente’.

Tras las manifestaciones en contra de la sentencia de La Manada, la necesidad de traer a la mesa el debate de qué es el consentimiento, definir cómo se probaría ante un tribunal y establecer un marco legal para regularlo, era particularmente apremiante.

Como también lo era el hecho de que la víctima no tuviera que ser constantemente cuestionada, porque ahora la clave está en el consentimiento de ésta, no en si iba vestida de manera ‘provocativa’, si había bebido mucho, por qué caminaba sola a altas horas de la madrugada o cómo se le había ocurrido ‘meterse en la boca del lobo’.

Seguramente me deje muchas otras ideas y cuestiones en el tintero, incluso otros prismas y perspectivas desde las cuales interpretar esta ley, las consideraciones sobre los ‘piropos’… ¿Cuáles son vuestros pensamientos sobre este anteproyecto de ley? ¿Creéis que con ello se protege mejor a las mujeres? ¿Y con respecto a los hombres en general? ¿Pensáis que se quedan desamparados en este nuevo marco legal? Debatamos…

Feliz día de la mujer, chicas.

Foto: Facebook, Getty.